Todo tipo de relaciones interpersonales tienen su grado de complejidad. Quizá, lo anterior parezca una obviedad, pero no lo es.
Justo han pasado diez días después de la celebración del día de San Valentín que se ha comercializado muchos años ya. He tenido tiempo de reflexionar un poco acerca de lo que significa para mí el amor y, ya de paso, la amistad.
Quizá a la amistad no la entiendo mucho, pero el amor me queda más claro ya que, el comercializado en el mes de febrero, se circunscribe al amor de pareja; entiendo que el amor es una palabra de extensión corta y de aplicación larga y profunda, extensa e infinita que nos puede llevar toda una vida comprender.
En lo particular, no creo en medias tintas, ya lo dijo Rómulo Gallegos en su entrañable novela Canaima: Se es o no se es.
Mi 14 de febrero fue un día casi normal, en las labores cotidianas que realizo en esta etapa de mi vida; cuidando de mi padre (un «quinceañero» de 92 años), cocinando, escribiendo, atendiendo a mis hijos y, finalizando mi día, con una divertida conversación telefónica con mi comadre Fortina… en ese día hubo amor…
Existieron varias etapas anteriores que nada tienen que ver con la actual y esta, huelga decir, la estoy disfrutando de una forma que nunca imaginé. Los días son arduos, las preocupaciones cotidianas del día a día pero, la vida te da lo que necesitas no lo que quieres, y así he aprendido a fluir.
Acepto con amor, valentía, concordia y consciencia los hechos que me suceden a diario.
Decidí ser soltera desde hace muchos años ya, por convicción y porque la vida me ha presentado siempre la oportunidad de aprender del amor y del perdón en hechos importantes que a veces tardo en vislumbrar, pero voy aprendiendo poco a poco, a mi paso y a mi tiempo y, de ello, me siento muy orgullosa de mí y de mi alma.
Soy perfectible como todos. La coherencia entre mis pensamientos, hechos y palabras, no siempre es fácil, pero soy capaz de verme al espejo y sostenerme la mirada con profundo amor y respeto.
La pareja llegará (mi leyenda personal me dice que a los 60 años me casaré con un canadiense… ¡lo sé!), mientras tanto, me reconozco como una persona amorosa que ha aprendido la valía de su género y la gran oportunidad de aprendizaje y crecimiento que cada hecho difícil (y superado) he sorteado a través de los años. Desde una orfandad hasta el ser madre… pasando por un divorcio y hasta fraudes, así como la falta de lealtad y autorespeto de personas en su momento cercanas… y, también ese tipo de situaciones, he aprendido a agradecer.
No hay nada más valioso como la paz interior, definitivamente.
Cada quien lleva a cuestas sus cuentas pendientes o asume su tranquilidad ganada a través de tragos de sabiduría.
Pero hablemos de amor y de relaciones (desde mi muy particular perspectiva):
Un dos tres por mí y por toda mi familia, así rezaría mi frase inicial para contarles a quien amo. En orden de aparición cronológica, la vida me ha dado la oportunidad de comprobar que amo a mi padre (la historia es larga y no será contada en este momento), me amo y amo a mis hijos, aplicando la frase de la muy querida y admirada Sor Juana: Amor no quita conocimiento.
La vida me regaló hermanos que he encontrado en los momentos más oscuros de mis días (hermanos carnales o sanguíneos no tengo) y saben de mi amor y sé de su amor; la correspondencia en este tipo de relaciones, se agradece desde lo más profundo del corazón.
Amo también a las personas que he encontrado, comprometidas con su labor y que son apasionadas con su trabajo; en particular citaré a dos de ellos: mi editor y el geriatra de mis padres.
Hace más de 10 años que conocí a Arturo Texcahua, Director General de Trajín, una editorial independiente que nació de una idea que se disfrazó de sueño y que, gracias al empeño y perseverancia de Texcahua (mi Sensei, como cariñosamente le llamo), hoy es una realidad hecha libros de muchos autores, con presencia en librerías importantes del país y librerías de barrio de CDMX. Académico con grado de doctorado, para mí, Arturo significa la visión clara del que se marca una meta y llega a ella sin dudar; evidentemente los esfuerzos son innumerables y tener un equipo de trabajo también es importante (la familia de Arturo se sumó al sueño y los resultados son palpables)
Hace unos días, recibí una bella noticia como escritora: la segunda edición de mi libro GLOSARIO PARA LA MUJER CON HUEVOS está próxima a salir, eso me llena de alegría, pero que ese anuncio venga de los labios de mi Sensei, es algo que hace más entrañable el logro.
Quien me conoce de cerca sabe que soy leal… es un rasgo natural en mí que me define como la mujer que se ha construido a través de un camino de 46 años… No me queda más que seguir agradeciendo al universo la oportunidad de encontrarme con Texcahua, una noche en la plazuela de un barrio de Xochimilco, después de leer poesía a la comunidad en algo que se llamaba Chachalaca Tlatoa.
Que buen cruce de caminos, porque los caminos se cruzan para hacer cosas buenas (de bondad y de belleza)… Gracias, Sensei.
Hace ya más de cuatro años, llegó a nuestras vidas el Dr. Benjamín Reyna, geriatra comprometido con sus pacientes a carta cabal. No tengo palabras precisas para agradecer lo que ha hecho por mis padres.
Cuán importante es tener el acompañamiento de un ser humano que no sólo hecha mano de sus conocimientos y experiencia, sino que también su ética y calidez humana da cuenta de la salud y bienestar de sus pacientes.
El Dr. Reyna nunca nos soltó de la mano hasta que mi señora madre dejó este plano de existencia hace ya poco más de dos años. Siempre atento y al pendiente de lo que sucedía con mi mamá Cruz, esa mujer que me dio más de lo que esperaba, con muchos tragos amargos (como ella misma decía) pero con un último año lleno de sonrisas y amor maternal que compensó todo lo vivido con anterioridad. Ella, la abuela, también hacía reír al querido doctor con sus comentarios socarrones y llenos de jiribilla que sus 95 años le daban licencia.
El relevo lo tomó mi papá quien, hoy por hoy, goza del cuidado geriátrico del Dr. Benjamín; totalmente otra historia con mi padre, quizá un poco más ruda; pero, al tener la claridad de las razones de su pasado y la aceptación del presente, hemos caminado sin mayores sobresaltos de salud.
Nunca olvidaré el momento en que el médico de mis padres me hizo un cuestionamiento ético respecto a su cuidado, ese es un gran momento que me demostró que respondo a los arraigados valores de mi crianza (respondo al apellido Llanos de Cruz y José) con lealtad y por derecho… y al apellido González, por mi papá Ramón, el mejor y más amoroso de los padres… (Esa es otra historia de un hombre sencillo que forjó con fe la vida de una niña que llegó a su vida sin pedirlo… pero será contada en otra ocasión)
Mis acciones responden por ese amor y profundo agradecimiento a la crianza de esta mujer que les escribe…
La vida sigue y sólo ella sabe cuando se terminará esta etapa de cuidados a mi señor padre.
Por lo pronto, he descubierto mi faceta de ama de casa casi ejemplar (tipo modelo de los 50’s); escritora entregada a las letras, aunque las musas sindicalizadas tomen vacaciones cuando se les da la gana; madre de un par de hijos que me siguen enseñando muchas cosas que necesito aprender; amiga y colaboradora de mis amados actores, actrices y creativos con quienes tengo la fortuna de trabajar y formarme; empleadora de un par de valiosísimas mujeres que me ayudan en la cotidianidad y se ríen sin remedio de mis comentarios fuera de lugar, justo para darle lugar a la alegría en esta casa; hermana de Romi, Lilia y Picky (es una bendición tenerles en mi vida) y amiga de pocos… porque como les decía, la amistad es algo que aun no me queda claro… quizá porque es un tipo de amor que se diluye en el tiempo y en el espacio o que muta según las circunstancias…
Pero agradezco mucho a mis amigos y amigas por amarme como soy, ese es un regalo en sí mismo, por lo que a mí respecta, los amo como son también, los respeto y los apapacho cuando tengo oportunidad.
Pues bien, el día ya casi concluye y este texto también… sólo me queda agradecer su lectura y recomendar ampliamente a Arturo Texcahua por si algún día quieren publicar un libro, no duden en contactarlo.
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https://www.facebook.com/trajinliterario/
Y, por supuesto, si necesitan la asesoría y respaldo de un profesional de la salud para personas de la tercera edad, el Dr. Benjamín Reyna es el más indicado.
https://www.facebook.com/benjamin.reynasanchez.5
Mil gracias y a seguir llenando nuestro mundo de amor, que esa es una obligación de vida que debemos tomar muy en serio. San Valentín cumple años una vez al año… pero al amor hay que celebrarlo siempre.