HASTA LA PRÓXIMA
Columna publicada en La Unión 1197 STUNAM, CDMX
(a propósito del comienzo del 2019)
De ciclo en ciclo con los ojos en los sueños y el corazón en vilo. Así la vida me ha hecho una y otra vez la propuesta de vivir.
Hay veces que estas fechas nos invitan a reflexionar; es la tendencia, la moda, la nostalgia, los recuerdos infantiles de unión y concordia o, simplemente, la mercadotecnia que entra directamente a nuestro cerebro sin pedir permiso a la razón.
Sí, soy partidaria de cerrar ciclos. Pero, inevitablemente, al cerrar un ciclo se abrirá otro.
Analicemos algunos de los ciclos memorables que podrás vivir en tu vida:
A cada inicio de clases corresponde una clausura de ciclo escolar.
A cada nacimiento corresponde una muerte.
A cada hijo o hija corresponde un cúmulo de expectativas y sueños.
A cada inicio de vida laboral corresponde un retiro.
A cada relación amorosa corresponde un distanciamiento.
A cada amanecer corresponde un ocaso.
A cada ser corresponde un hacer.
Obvio que la lista anterior peca de simplista… o no.
A cada inicio de clases corresponde una constante carrera de retos cada vez más complejos conforme avanzas de nivel académico. La educación básica ya no es reto alguno, al menos para quienes asisten a las aulas bajo el cobijo de la sobreprotección de los padres, la practicidad de las autoridades escolares y los maestros que están acorralados (gustosos, resignados o frustrados) en el Sistema Educativo Nacional.
Habrá niños y adolescentes que lo vivan de diferente manera, pero la generalidad sabe que sus derechos son primero y que nadie los podrá reprobar ya que puede afectar su autoestima y coartar su sano desarrollo emocional (¡!)
Ya a nivel Medio Superior, en algunas instituciones cambia la realidad (UNAM, por ejemplo) donde el estudiante debe ganarse a pulso ese título, sí… el de estudiante, porque un estudiante estudia para superar los retos que los maestros ponen frente a él y, así aprender no sólo conocimientos sino habilidades de gestión y resolución de situaciones en el amplio sentido de la palabra.
Aunque no todas las instituciones educativas de este nivel tienen ese mismo perfil educativo. Existen aquellas que son continuidad de la filosofía proteccionista de la educación básica. Las razones obvias, pues las obviamos… a fin de cuentas cada quién en casa sabrá qué le exige a sus hijos en edad escolar y que futuro ciudadano quiere en su familia.
Ni hablar de la educación superior, literal es superior. Aún podemos confiar en la mayoría de las instituciones formadoras de profesionistas. Sólo en la mayoría. Porque el problema no radica en que la escuela apuntale en la ética el certificar o no a un estudiante, sino en el propio perfil de individuo que la sociedad nos va regalando con el paso de los años y las generaciones.
Lo que importa, a fin de cuentas, es que la educación pública existe, aunque cada vez se diluyan más los tres preceptos originales… cada vez es menos gratuita, menos laica y menos obligatoria, entendiendo la obligatoriedad como la consciencia de comprometerse a trabajar para aprender dentro de un aula.
Y, desgraciadamente, no todas las historias académicas son de éxito. Sí, al inicio de ciclo escolar le seguirá, once meses después, una clausura de curso. Pero esto no significa que cada niño que comienza su educación básica llegue a graduarse con un título de técnico, técnico superior universitario, licenciado o; menos aún, llegue a obtener un título de posgrado.
¿Hacia dónde vamos en materia de sueños cumplidos?
La anterior pregunta es una ingenua analogía de nuestra educación nacional.
Sí, extraño dar clases… extraño estar frente a grupo… extraño mi andar dentro de un aula… Lo que no extraño es esa amarga sensación del deber no cumplido, del ser cómplice de un Sistema Educativo Nacional que dejé de entender; no extraño esas juntas absurdas donde, mes a mes, se reafirmaba el evidente estado de indefensión de los maestros, no extraño el empoderamiento infundado de los adolescentes… bueno, de ellos sí, son adolescentes… lo que definitivamente no extraño es el empoderamiento infundado de los padres de familia quienes, en su afán compensatorio, validan todo lo que se gesta en el crisol de muchas ideologías que tienen como meta transformar a nuestra sociedad en lo que a ellos mismos convenga.
Ahora, que miles y miles de estudiantes… millones, de hecho, regresan a las aulas a culminar este ciclo escolar, también inician un ciclo ya natural e interminable hasta el fin de los días: El inicio del año 2019.
Enhorabuena por todos.
Que este año nos traiga más consciencia de lo que somos y lo que hacemos; que entendamos, con humildad y amor, el papel que desempeñamos cada uno de nosotros en los ámbitos donde nos desenvolvemos, que valoremos el lugar que ocupamos y que cada vez que pensemos que ya es tarde para continuar o que un sueño se escape a manera de renuncia, con el alma en la mano sigamos luchando para cristalizar cada empresa que nos propongamos
Venturoso 2019 y HASTA LA PRÓXIMA.