Carta de los Reyes Magos para un niño que se convirtió en adulto.

Elizabeth Llanos

 

Hola querido…

¿Hace cuánto no nos escribes?

Ante la ausencia de la acostumbrada carta que nos dejabas en el zapato la noche del 5 de enero, decidimos escribirte nosotros.

Primero que nada, queremos decirte que era todo un reto descifrar los dibujos de las primeras cartas… vaya lío para atinar a dejarte lo que tus ilusiones de los primeros años nos pedían. Pero siempre estuvimos atentos a tus sonrisas y tus ademanes de emoción al destapar los juguetes. Casi siempre dábamos en el clavo… bueno, casi… aprovechamos para disculparnos por nunca dejarte esa autopista eléctrica que nos pediste… pero es que ¡son tantos niños en el mundo!

Ya después fue un poco más sencillo, crecías y entraste a la escuela, aprendiste a escribir y las cartas cada vez eran más claras. Tus ilusiones hechas letras, las tratamos de cumplir en la medida de nuestras posibilidades y siempre, tu inocencia y bondad infantil, dispensaban los cambios que llegamos a hacer si no teníamos los juguetes exactos.

Jugar… la mejor experiencia de un niño. Su imaginación se entrena e imagina que es grande… y sí, creciste.

Ya de adolescente nos dejaste de escribir, por eso pasábamos de largo tu casa, no sin voltear con tristeza y añoranza, tratando de encontrar una explicación a la ausencia de tus cartas.

Nosotros nos sabemos adaptar, si ya no querías juguetes, podías pedir otras cosas que siguieran provocando tu imaginación y te facilitara ese camino, a veces tan duro e incierto, que conduce a la adultez.

Pero no, hace 15 años o más que no nos escribes. Por esa razón, decidimos tomar la iniciativa. Jamás dejamos de estar al pendiente de ti, te observamos; celebramos tus logros, nuestro corazón se regocija con tus alegrías y nuestra alma entristece cuando pasas por alguna situación difícil.

A veces recuerdas con añoranza esos días de niño y nosotros te vemos con cierta tristeza… ¡tú querías crecer!

Hoy no te dejamos juguetes, porque ya no los pides. Pero esperamos que el siguiente año nos vuelvas a escribir.

Pero, ya que estamos comunicándonos contigo a través de estas líneas, necesitamos que reflexiones acerca de algunos puntos que consideramos importantes… Nosotros sabemos mucho de niños (no es por presumir), de sus ilusiones, de su fe en la magia, de su esperanza y de su infinita capacidad de soñar… Pero no somos especialistas en adultos, así que nos gustaría saber lo siguiente:

¿Es obligado que las ilusiones de niño acaben conforme vas creciendo?

Los sueños de ser doctor, bombero, artista, maestro… ¿se acaban o no se transforman si pasa el tiempo?

Si pudiéramos traerte al niño que fuiste, ¿lo mirarías a los ojos con orgullo porque no lo has decepcionado?

¿Qué sueños infantiles tuviste el valor de cumplir?

¿Por qué tu capacidad de asombro ha disminuido? Ya no te asombras con los pajarillos ni las mariposas, ya no retas a tus ojos para mirar directamente al sol, no cantas en las calles aunque vayas sólo, tampoco ves la Luna antes de dormir pensando que mañana lograrás ser el mejor en el futbol o las canicas.

Ya no hablas con tus muñecos… ¡ya no tienes muñecos!

No disfrutas de brincar en los charcos ni mojarte bajo la lluvia.

Valoras más las cosas materiales y sofisticadas, olvidando la belleza de lo simple y lo sencillo que no cuesta ni un peso: una sonrisa, un abrazo, un beso… tu tiempo atento a la escucha de tus amigos y familiares.

No cultivas la compasión ni la empatía y cambiaste la bondad infantil por la falsa inteligencia de salirte con la tuya pisando a los demás.

Te peleas en el espejo porque no amas tu reflejo… de niño andabas despeinado y feliz.

Y, sobre todo, dejaste de escribirnos cartas; renunciaste a la magia, la ilusión y la esperanza.

Tienes un año para pensar las respuestas… nosotros no tenemos prisa, sabemos que el tiempo es nuestro amigo y no una pista para autos de carrera que jamás conquistarás.

Ten por seguro que, aunque pareciera nos hayas olvidado, nosotros jamás lo haremos porque siempre serás ese eterno niño al cual, aunque sea sólo por una noche, queremos hacerte feliz.

 

ATENTAMENTE

Melchor, Gaspar y Baltazar…

(…shhh!!! Tú sabes quienes somos… vivimos en el fondo de tu cálido corazón)